domingo, 28 de diciembre de 2014

INVENCIBLE (UNBROKEN)

"A medio camino entre `Carros de Fuego´ y `El puente sobre el río Kwai´ [...] Entretiene a la par que golpea el estómago con un martillo"








Año: 2014
Director: Angelina Jolie
Reparto: Jack O'Connell, Domhnall Gleeson, Garrett Hedlund, Jai Courtney, Takamasa Ishihara 'Miyavi', Alex Russell
País: EEUU
Duración: 135 min
Género: Drama
Puntuación: *** (Buena)







Sinopsis

Narra la historia real de Louis Zamperini, que tras participar en los Juegos Olímpicos de 1936, se alistó en las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos para luchar en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Cuando el bombardero que pilotaba se estrelló en el Pacífico, navegó a la deriva hasta que fue capturado por los japoneses.  [Filmaffinity]




Análisis

Una historia de las de antes. Clásica, emotiva y con un agónico suspense, resulta imposible no sufrir viendo el calvario que padece el protagonista. Los personajes son dignos de una epopeya con tintes épicos, y el duelo interpretativo que entre ellos surge es la mejor baza del segundo film que dirige Angelina Jolie. El guión, cuya elaboración contó con participación de los hermanos Coen, adapta la vida del atleta -militar, posteriormente- Louis Zamperini, centrándose en el cautiverio que sufrió durante la Segunda Guerra Mundial.


Un arranque frenético nos sitúa directamente en medio del conflicto. Batalla aérea entre los B-29 y la aviación japonesa. Conocemos tanto a Louis como a la manera en que se comporta en una situación de crisis, así como a sus compañeros de armas. En adelante, la primera parte del film intercala pasajes de una misión durante la guerra con flasbacks hacia el pasado del protagonista. Un acierto el montaje, aporta sabor a la trama y así no carga en exceso con secuencias del conflicto, permitiendo mayor distensión. Aunque por desgracia, el ritmo termina por decaer. A ratos se estanca, da vueltas sobre sí mismo y quizá se recrea en exceso en el dolor, narrando algún pasaje en más tiempo del necesario.

Porque la cinta es dura, y además bastante. No hay reparo alguno en mostrar la violencia explícita. Pero por encima de todo, la película es una maravillosa historia de superación personal. Es un perfecto ejemplo de perdón, de poner la otra mejilla, de esperanza frente a la barbarie. La desfigurada cara de Louis es la de un hombre victorioso. Y junto a él, Miyavi se erige como un magnífico secundario. La otra cara de la moneda, un verdadero enemigo digno de novela. Un personaje digno de estudio. Podríamos decir que "Invencible" está a medio camino entre "Carros de Fuego" y "El puente sobre el río Kwai". Menos épica que la primera y más violenta que la segunda, pero igual de emocionante. 



Cabe resaltar que se echa en falta mayor atención a los pequeños detalles. Cierto que el tema principal es el esfuerzo de Louis por sobrevivir, pero hay momentos en que se muestran otros personajes, reacciones, recuerdos u objetos, y estos quedan un tanto difuminados, a medio perfilar. Pero como film de aventuras, cumple. Y a las mil maravillas. Entretiene a la par que golpea el estómago con un martillo. La ambientación histórica es muy aceptable, y no existen palabras para definir lo increíble de la vida Louis Zamperini. Su esfuerzo por mantenerse vivo anima al espectador a aprovechar el presente, y las reflexiones que plantea en torno al perdón y a Dios son sin duda buenas cartas para jugar en el futuro. 


jueves, 25 de diciembre de 2014

MR. TURNER

"Espléndida fotografía, la película se recrea en exponer planos de la naturaleza y de la obra de pintor […]. Pero si acude al cine buscando una historia, no la encontrará"







Año: 2014
Director: Mike Leigh
Reparto: Timothy Spall, Jamie Thomas King, Roger Ashton-Griffiths, Robert Portal, Lasco Atkins, John Warman
País: Reino Unido
Duración:  150 min
Género: Drama (Biopic)
Puntuación: ** (Regular)







Sinopsis



Biografía sobre el pintor británico, J.M.W Turner (1775-1851). Artista reconocido, ilustre miembro de la Royal Academy of Arts, vive con su padre y su fiel ama de llaves. Es amigo de aristócratas, visita burdeles y viaja frecuentemente en busca de inspiración. A pesar de su fama, también es víctima de las burlas del público y del sarcasmo de la sociedad. Profundamente afectado por la muerte de su padre, dcide aislarse. Su vida cambia cuando conoce a Mrs Booth, propietaria de una pensión familiar a orillas del mar. [FilmAfinnity]



Análisis

Una historia sin alma, vacía, que da tumbos durante dos horas y media para no conducir a ningún lugar. Mr. Tuner promete mucho más de lo que finalmente da, y no es que haya perdido el Norte, sino que nunca llegó a plantearse dónde estaba. Nuestro pintor deambula sin rumbo de un lado para otro, y el espectador no hace sino acompañarle en su estado de desorientación, a base de numerosos diálogos sin contenido que solo estancan la trama. El ritmo es monótono, falta chispa. La lentitud no es pecado cuando hay factores que rompen esa lentitud, cuando hay subidas y bajadas. Pero en este caso es una línea plana, insulsa.


Quizá como sus cuadros, la trama está construida a base de brochazos sueltos. Cada secuencia es una pincelada distinta, que nada tiene que ver con la anterior. No hay continuidad, ningún nexo de unión. Casi parecen “pequeños cuentos” de dos minutos que recrean el día a día del pintor, porque rara vez hay un porqué que indique el paso de una secuencia a otra. Además, es posible que el público británico conozca al dedillo la biografía del pintor, las fechas de cada cuadro y los motivos los impulsaron, pero en las salas españolas se echa en falta mayor contexto histórico, porque todo aquel que no estudie Historia del Arte se perderá la riqueza de la obra de Turner.

Una obra que da gusto contemplar, desde luego. La espléndida fotografía nos muestra paisajes maravillosos, atardeceres y escenas de mar y playa. Visitas al estudio del pintor, lienzos de grandes dimensiones y reproducciones en directo de cómo pinta un maestro. Para bien o para mal, la película se recrea en exponer planos de la naturaleza y de la obra de pintor. Y son dos horas y media de recreación. ¿Excesivo? Sin duda, lo poco que narra podría haberse resumido a la mitad.


Sí que aportan chicha a la historia los nuevos inventos de la época y las reflexiones sobre si estos desplazarán las técnicas artísticas o se podrán asimilar. Cabe resaltar también la gran caracterización de Timothy Spall como William Turner, único y destacado protagonista, arropado por unos secundarios que cumplen sin pena ni gloria. Si el espectador considera su tiempo valioso, acuda a una galería, compre manuales de Arte o incluso escriba William Turner en Wikipedia, pudiendo admirar la obra del pintor inglés a la perfección. Porque si acude al cine buscando una historia, no la encontrará.

lunes, 22 de diciembre de 2014

ST. VINCENT

"Murray realiza una de las mejores interpretaciones de su carrera [...]. Una película entrañable, realista y esperanzadora, que relata la odisea interior que padecen unos fracasados"






Año: 2014
Director: Theodore Melfi
Reparto: Bill Murray, Melissa McCarthy, Naomi Watts, Jaeden Lieberher, Chris O'Dowd, Terrence Howard
País: EEUU
Duración:  105 min
Género: Comedia
Puntuación: *** (Buena)







Sinopsis


Maggie (Melissa McCarthy) es una madre separada que se muda a Brooklyn con su hijo de doce años, Oliver (Jaeden Lieberher). Al tener que trabajar muchas horas, no le queda más opción que dejar a Oliver al cargo de su nuevo vecino, Vincent (Bill Murray), un jubilado cascarrabias aficionado al alcohol y a las apuestas. [DeCine21]




Análisis

Un rayo de esperanza frente a las dificultades de la vida, todo un canto al optimismo. Los problemas, reveses y bofetadas están presentes en el día a día de unos personajes miserables, que a pesar de todo son capaces de gritar un ¡Sí! a la vida y dibujar una sonrisa en el espectador. El film es duro, y no se anda con contemplaciones a la hora de retratar la miseria, en especial la del interior del ser humano, a la vez que en un tono cordial desarrolla las más disparatadas situaciones de comedia.


St. Vincent es Bill Murray, y en torno a él giran todos los elementos del film. A él se acercan todos los personajes, y a través de él también se relacionan entre ellos. El veterano actor lleva el peso de la película realizando una de las mejores actuaciones de su carrera, interpretando a un viejo gruñón, fracasado y solitario. Chapó. Cínico, sarcástico y malhumorado. No necesita del resto de seres humanos, hasta que llama a su puerta el hijo enclenque de su nueva vecina. Un guión trabajado a las mil maravillas despliega sobre la pantalla personajes verosímiles y con quienes uno se puede sentir completamente identificado.

La relación que surgirá entre ambos marcará el desarrollo de una historia de superación y aprendizaje. Porque mucho tienen que aprender los dos, tanto el niño tímido que sufre acoso en el colegio como el gruñón que ha perdido la ilusión por vivir. La casa en donde vive es reflejo de su propio mundo interior: una valla rota, un jardín convertido en un patatal, sin fruto alguno, habitaciones desordenadas... Enseguida percibimos cómo es Vincent. El arranque de por sí es duro, y desarrolla con gran agilidad los primeros minutos del film.


Hay que decir que Murray está secundado por un reparto de categoría. Naomi Watts se luce como prostituta, el niño es encantador, y Melissa McCarthy imprime a la perfección el carácter de madre para sacar adelante una familia. Gran labor de dirección para ser la segunda obra de Theodore Melfi, quien no filmaba una película desde 1999. Para estas Navidades, eso sí, nos ofrece una película entrañable, realista y esperanzadora, que sirviéndose de un lenguaje divertido relata la odisea interior que padecen unos fracasados ante los problemas de esta vida. 


¿Qué es un santo?

Es necesario señalar el peligroso tono del film cuando el sacerdote del colegio define el término "santidad". Parece presentarse como la condición de grandes personas que presentan virtudes extraordinarias y realizan buenas obras por sus semejantes y por la sociedad. Pero no debemos olvidar que no siempre es suficiente el "ser una buena persona" para alcanzar la santidad, puesto que tampoco hay que descuidar el trato con Dios. El santo es un modelo propuesto por la Iglesia Católica, para que sirva como ejemplo por cómo vivió durante su relación con Dios y con los hombres. Y por tanto, erraría quien propusiese como santos a las personas que amen a sus semejantes sin cultivar su relación con Dios.

miércoles, 17 de diciembre de 2014

EL HOBBIT 3: LA BATALLA DE LOS CINCO EJÉRCITOS

"Del finito libro escrito por Tolkien, el director neozelandés se propuso extraer una batalla que pudiese durar dos horas y media. Y como tal, ha completado su objetivo [...]. Una batalla espectacular, repleta de emoción, nervios y dinamismo."








Año: 2014
Director: Peter Jackson
Reparto: Martin Freeman, Ian McKellen, Richard Armitage, Luke Evans, James Nesbitt, Aidan Turner, Evangeline Lilly, Ken Stott, Graham McTavish, Jed Brophy, Stephen Hunter, John Callen, Adam Brown, Dean O'Gorman, William Kircher, Peter Hambleton, Mark Hadlow, Cate Blanchett, Lee Pace, Orlando Bloom, Hugo Weaving, Billy Connolly, Christopher Lee, Stephen Fry
País: EEUU
Duración:  145 min
Género: Aventuras
Puntuación: **** (Muy buena)







Sinopsis


El dragón Smaug, dispuesto a asolar la Ciudad del Lago, no es el mayor de los problemas que amenazan a la Tierra Media, pues el enano Thorin Escudo de Roble está cegado por las riquezas que encierra la montaña de Erebor, y está dispuesto a defenderlas con las armas de elfos y hombres, antes que compartir con ellos lo que es justo. Un ejército de orcos y la amenaza en la sombra de Sauron abrirá los ojos a unos y otros, y no tendrá parte pequeña en el nuevo enfoque de la situación un mediano que solía vivir cómodo en un agujero, llamado Bilbo Bolsón. [DeCine21]




Análisis

En pocas ocasiones hallaremos un título que resuma a la perfección el contenido de la película, y es que la batalla de los cinco ejércitos es el eje fundamental de la 3ª y última entrega de El Hobbit. La película narra una batalla entre cinco ejércitos, y nada más. Orcos, enanos, elfos, humanos y águilas, fuego, piedras, espadas, arcos, hachas y magia. Gritos, sangre, muerte y destrucción. Todos estos términos son los que resumen los 150 minutos de película, que gracias a un ritmo frenético, a un montaje endiabladamente bueno y la complementariedad de los diferentes personajes no deja un solo momento de respiro.


El film no se anda con preparativos ni con prólogos; tiene prisa. El arranque nos muestra a Smaug escupiendo fuego sobre la Ciudad del Lago, y sus posteriores efectos sobre los humanos. A partir de allí, un par de pinceladas sobre la relación entre enanos y elfos, los maquiavélicos planes de los orcos y el brillante tesoro de la Montaña. Punto. El resto son llamadas al valor, gestos de lealtad, asedios a fortalezas, degüelles, flechazos y empujones de los fuertes. Hay lugar para la épica, es cierto, pero su papel es mínimo.

Debemos entender que no es El retorno del rey, y por tanto toda comparación carece de sentido. Si en la última entrega del Señor de los Anillos presenciábamos mayor cantidad de secuencias de diálogos, caminatas y “chicha” en el contenido, la batalla de los cinco ejércitos carece completamente de ello. ¿Es esto malo? Por supuesto que no. Peter Jackson no esconde sus cartas, y cumple a las mil maravillas con aquello que había prometido. Del finito libro del Hobbit escrito por Tolkien, el director neozelandés se propuso extraer una batalla que pudiese durar dos horas y media. Y como tal, ha completado su objetivo. Porque además supone un broche de oro para cerrar la saga. Todo queda atado y bien atado, y engancha a la perfección con el primer minuto de La Comunidad del Anillo. Una precuela digna, eso sin dudarlo.



Peter Jackson nos ofrece una batalla espectacular, repleta de emoción, nervios y dinamismo. Una batalla hecha a medida para el lucimiento de los actores, el virtuosismo de los efectos especiales y la armonía de la música. Casi podríamos enmarcar el film dentro del género bélico, porque de aventura poco tiene. De este modo, que nadie pida peras al olmo. El Hobbit 3 es esto, y no otra cosa. Quien espere encontrar conversaciones de taberna, nuevos mundos y paisajes o una charla filosófica de Gandalf, que cambie el chip, porque  no hay motivo para criticar la adaptación o las expectativas. La batalla no defrauda; si a uno le gustan las batallas, claro.

jueves, 11 de diciembre de 2014

MAGIA A LA LUZ DE LA LUNA

"Woody Allen no arriesga, y entrega un producto encantador envuelto de magia, misterio y racionalismo, pero a base de una receta estándar que siempre funciona"







Año: 2014
Director: Woody Allen
Reparto: Colin FirthEmma Stone, Marcia Gay Harden, Jacki Weaver, Eileen Atkins, Simon McBurney, Hamish Linklater
País: EEUU
Duración: 95 min
Género: Comedia romántica
Puntuación: *** (Buena)







Sinopsis


En la Francia de los años 20, durante la época dorada del jazz, un mago inglés, Stanley Crawford, (Colin Firth) está decidido a desenmascarar a una falsa médium, Sophie Baker (Emma Stone). Esto desencadenará una serie de hechos mágicos que sacudirán la vida de ambos. [Filmaffinity]



Análisis

Tierna, amable y delirante, a la vez que cínica y mordaz. Woody Allen enfrenta dos polos opuestos en una comedia romántica completamente clásica, cuyos personajes están en constante diálogo con el espectador. Como ya hiciese tres años antes con Midnight in Paris, el director neoyorquino sitúa la acción durante la época de la Bélle Epoque. Si el film anterior proponía una reflexión sobre el arte, en este caso la trama versa sobre el misterio y lo irracional. ¿Existen realidades superiores al hombre y no perceptibles por los sentidos? A esta pregunta tratará de responder nuestro protagonista durante la hora y media de metraje, y todo ello por culpa de conocer a la hermosa Sophie, quien se revela como médium y se gana a la vida poniendo a la gente en contacto con sus familiares fallecidos.


Desde el comienzo, el espectador se sitúa  en la posición de Stanley. Observamos la realidad a través de sus ojos, gracias a él conocemos a los distintos personajes y, como él, estamos en suspense por averiguar si verdaderamente Sophie es o no una médium. Y huelga decir que Stanley es el perfecto cínico de la sociedad moderna. Chulo, egocéntrico e infeliz. Desencantado, sin aspiraciones reales en la vida, sin miedo a esconder el vacío de su interior. La magia que crea en la primera secuencia se desvanece en cuanto entra en el camerino; ni él mismo se cree el arte de lo irracional. Pero entonces oye hablar de Sophie. Está ansioso por conocerla. Nosotros también. ¡Tanto oír hablar de la médium un minuto sí y otro también! De modo que ella ya se nos presenta así sin necesidad de aparecer todavía en pantalla. Hasta que aparece. Con un primer plano que interpela al espectador, mientras los rayos del sol de la Provenza francesa iluminan su rostro y nos deslumbran.

A partir de allí: chico conoce chica… y sucede lo que sucede. Un estilo clásico, sobrio y sin estridencias, sin parafernalia. La carcajada y el romanticismo están asegurados, desde luego, pero es lícito señalar que la historia daba para más. Woody Allen no arriesga, y entrega un producto encantador envuelto de magia, misterio y racionalismo, pero a base de una receta estándar que siempre funciona, porque siempre funcionará. Así, el desenlace puede resultar un tanto forzado y sacado de la chistera, fruto de los altibajos que acusa el film en los minutos finales.


En cuanto a la ambientación: sobresaliente. Los años 20 renacen en la gran pantalla a través de sus fiestas, bailes, coches y vestidos, respaldados por una soberbia calidad en la fotografía. Los distintos tonos de luz, las tormentas, el verde de la campiña, la costa azul… Racionalistas y románticos no dudan en contemplarlo. Por otro lado, deja cierto sabor amargo el escepticismo que rodea el film, en base a la pregunta que plantea. Da la sensación de que no ofrece ninguna respuesta clara, bien porque el director no la conoce, bien porque cree que nunca podremos responderla. No obstante, desde luego que vale la pena acompañar en su camino a nuestro protagonista. Quien no saque nada en claro acerca de si existen o no realidades espirituales, al menos podrá decir que ha visto a Colin Firth y Emma Stone a la luz de una noche estrellada. Saltan chispas.

jueves, 13 de noviembre de 2014

ALEC GUINNESS: UNA CONVERSIÓN DE PELÍCULA [1]


Cuando falleció en el año 2000 a los 84 años, este polifacético actor británico tenía más de un motivo para estar orgulloso: ganó el óscar a mejor actor por “El puente sobre el río Kwai” (1957), interpretó a Ben Kenobi en “La Guerra de las Galaxias” (1977) y fue ordenado caballero por la reina Isabel II. Y, sin embargo, según señala en sus memorias, su decisión de incorporarse al seno de la Iglesia Católica había sido mucho más importante que su carrera como actor: “Si de algo debo lamentarme es de no haber tomado antes la decisión de convertirme al catolicismo”

Porque lo cierto es que Alec Guinness tuvo una vida complicada. Nacido en Londres en 1914, nunca conoció a su padre. En cambio, sí supo quién fue su madre: una bebedora a la que él mismo calificó como prostituta. Cuando terminó los estudios, estuvo un par de años trabajando para una firma publicitaria, mientras acudía a una academia para formarse como actor. En aquella época, frecuentaba oscuros barrios londinenses junto a una serie de amistades turbias. 

En 1936 llegó su gran oportunidad cuando obtuvo su primer papel en la clásica obra de teatro Hamlet. Después de la Segunda Guerra Mundial, su carrera cinematográfica progresó considerablemente. Participó en exitosas producciones británicas como “Cadenas rotas” (1946), “Oliver Twist” (1948) y “Ocho sentencias de muerte” (1949), en donde llegó a interpretar hasta ocho papeles distintos. 

Los ocho papeles de Alec Guinnes en "8 sentencias de muerte"

Sin embargo, la película que cambió su vida se rodaría lejos de la campiña británica. En 1954 fue seleccionado para dar vida al Padre Brown (el astuto sacerdote concebido por Chesterton) en la película “El detective”. Alec Guinness relata aquella experiencia de la siguiente manera:

Estábamos en los exteriores de Borgoña cuando tuve una pequeña experiencia de cuyo recuerdo siempre he disfrutado. Hacia el anochecer me encontraba aburrido y sin saber qué hacer. Vestido con mi negra sotana, subí por el serpenteante y polvoriento camino hacia el pueblecito. En la plaza, los niños chillaban en medio de infantiles batallas, con palos por espadas y tapas de cubo de basura por escudos. […]

No había caminado mucho cuando escuché unos pasos apresurados y una voz aguda que me llamada «Mon Pere!». Un chico de siete u ocho años me tomó de la mano y la apretó fuertemente, balanceándola mientras mantenía un parloteo incesante. No me atreví a hablar por miedo a que mi horroroso francés le pudiera asustar. Aunque yo era un absoluto desconocido, el chico me tomó por un cura y, consecuentemente, por alguien digno de la mayor confianza. 

De repente con un «Bonsoir, mon Pere!» y una deslavazada reverencia, despareció por el agujero de un seto. El chico había disfrutado de un alegre y tranquilizador paseo a casa, y a mí me dejó con un extraño sentimiento de euforia. Mientras seguía caminando, se me antojaba que una Iglesia que podía inspirar tal confianza en un niño, haciendo de sus sacerdotes -incluso cuando eran unos desconocidos- tan sencillamente accesibles, no podía ser una institución tan intrigante y aterradora como solía ser descrita. Aquel día empecé a sacudirme de encima mis anquilosados prejuicios, tan largamente aprendidos.

A la izquierda, como el padre Brown en "El detective"
A los pocos días de este incidente, un hijo suyo quedó paralítico a causa de una poliomielitis. El pronóstico era incierto. Movido por un impulso interior, cada noche, al terminar el rodaje, Guinness comenzó a frecuentar una pequeña iglesia católica en su camino a casa. Pedía intensamente a Dios la curación de su hijo, y prometió que no se interpondría en su camino si el niño, que había sido matriculado en el colegio de los jesuitas, deseaba hacerse católico. Felizmente, se recuperó y, un año más tarde, el chico anunció que deseaba convertirse al catolicismo. Guinness recordó su promesa a Dios, y accedió a que su hijo se convirtiese.

No obstante, en su propio corazón surgió una poderosa inquietud. Movido por la fe del pequeño, el actor comenzó a estudiar el catolicismo. Tuvo largas conversaciones con un sacerdote católico y, finalmente, se decidió a hacer un curso de retiro en una abadía trapense. Aquello le dio fuerzas, pero aún no había llegado su momento.

Mientras tanto, continuó apareciendo en filmes como “El quinteto de la muerte” (1955) y “El prisionero” (1955). Hasta que llegó el año 1956. En la ciudad de Los Ángeles, rueda el filme de época "El cisne", en cuyo reparto figura Grace Kelly, católica practicante. Junto a ella, asistió a Misa durante varios domingos mientras comentaban aspectos relativos a la doctrina de Cristo. Así, la futura princesa terminó por inclinar la balanza. Ese mismo verano, Alec Guinness  fue recibido en la Iglesia Católica por el Obispo de Porthsmourth. 

Seis meses después, su esposa siguió sus mismos pasos mientras él rodaba en Sri Lanka “El puente sobre el río Kwai”. Se dice que algunos días, durante los descansos, dedicaba la jornada para caminar hasta una ermita muy lejana y así poder rezar ante el Santísimo Sacramento. Aquellos rezos bien le valieron el óscar al mejor actor. En los años sucesivos, participó en películas legendarias como “Lawrence de Arabia” (1962), “Doctor Zhivago” (1965), “Cromwell” (1970) y “La Guerra de las Galaxias” (1977). 


Paradójicamente, al final de su vida imitó los pasos de su personaje jedi Ben Kenobi. Sin hacer mucho ruido, abandonó las cámaras para retirarse a escribir y meditar. A escribir cómo abandonó la lobreguez del lado oscuro, y a meditar por qué no se atrevió a hacerlo antes.

Fuentes
Méndiz, Alfonso http://jesucristoenelcine.blogspot.com
Biografía en Internet Movie Date Base
J. Ginés, Pablo, Artículo: "Alec Guinness: la fe católica del viejo maestro Jedi"¸2005, 

lunes, 10 de noviembre de 2014

EL PUENTE SOBRE EL RÍO KWAI

"El puente sobre el río Kwai no es un relato de los aliados contra los japoneses [...], sino un relato de honor y de lealtad, de disciplina y código militar. De principios.".







Año: 1957
Director: David Lean
Reparto: Alec Guinnes, William Hoden, Jack Hawkins, James Donald, Sessue Hayakawa, André Morell
País: Reino Unido
Duración: 160 min
Género: Bélico
Puntuación: **** (Muy buena)









Sinopsis


La acción transcurre en Siam, en el año 1943. Cientos de prisioneros de guerra británicos están trabajando en el llamado "Ferrocarril de la muerte", cuando tiene lugar una discusión entre el coronel japonés Saito y el británico Nicholson, que no está dispuesto a que sus oficiales construyan un puente sobre el río Kwai. [Fotogramas]



Análisis

Título clave en el género bélico, que supuso la consagración internacional de David Lean como director y mitificó la imagen del famoso puente sobre el río Kwai. Cada actor jugó como mejor sabía: William Holden hizo de americano (cínico, valiente y chulo como él solo), Alec Guinnes de inglés (flemático, orgulloso y cuadriculado) y Sessue Hayakawa de oficial japonés (duro, antipático… y al final humano). ¿El público? Salió de las salas silbando, del mismo modo que el batallón inglés. Porque aquella melodía, tan distintiva del orgullo británico, bien valió el oscar a la mejor banda sonora. Uno de los 7 que ganó, además de mejor película, mejor director y mejor actor (Guinnes).


¿Mejor película? El puente sobre el río Kwai no es un relato de los aliados contra los japoneses, ni una historia de aventuras en mitad de la selva de Birmania. Quedarse con esa visión resultaría pobre, y uno se habría perdido el contenido principal de la película. El film es un relato de honor y de lealtad, de disciplina y código militar. De principios. ¿Hasta qué punto podemos conservar la disciplina en una selva dejada de la mano de Dios? Sin leyes no hay civilización, sentencia Nicholson. Pero no solo eso. La trama es un choque de civilizaciones, además de una batalla entre la ociosidad y el trabajo. Es una mirada hacia el futuro, en parte sobrenatural: es querer dejar algo que permanezca cuando nosotros no estemos.

Y alzándose sobre el río… el famoso puente. Sí, ese puente, que es un personaje más en la película. De hecho, quizá sea el auténtico protagonista del film. Porque no es una historia de personajes, que en parte podríamos decir que actúan de secundarios. En el fondo, es la historia del puente. De su nacimiento y construcción. Él es el resultado tangible de las relaciones entre los occidentales y Japón, y también el objetivo base del Alto mando de ambas potencias. Los planos generales de su construcción causaron furor en aquella época; toda una obra de ingeniería. Como también el atardecer que Nicholson presencia apoyado en su baranda.



Una fotografía de sobresaliente, que supo reflejar la tensión de la marcha por la selva, los agobios del campo de prisioneros y el sudor de la frente de Nicholson, sin olvidar los abdominales que lució William Holden. Ambos personajes, sin estar enfrentados directamente, ofrecen un auténtico duelo interpretativo, manifestado en dos maneras completamente distintas de entender el conflicto. De entender la vida, en definitiva. Y para entender la vida del puente, David Lean nos regala casi tres horas de andamiaje bien ensamblado. El director inglés debutó tras las cámaras durante la Segunda Guerra Mundial con Sangre, sudor y lágrimas, y poco después rodaría la excelente Breve encuentro. Después de varios años encerrado en el Reino Unido, en 1957 viajó a Sri Lanka en búsqueda del río Kwai. Fue fructífera aquella visita. Allí obtuvo la fuerza necesaria para filmar en los años siguientes Lawrence de Arabia y Doctor Zhivago.

miércoles, 5 de noviembre de 2014

CABALLERO SIN ESPADA

"Uno de los mitos del cine político en los anales de la Historia norteamericana [...]. Pero no nos engañemos. Capra no vende propaganda ni patriotismo barato".






Año: 1939
Director: Frank Capra
Reparto: James Stewart, Jean Arthur, Claude Rains, Edward Arnold, Guy Kibbee, Thomas Mitchell
País: EEUU
Duración: 130 min
Género: Drama
Puntuación: **** (Muy buena)









Sinopsis


Jefferson Smith (James Stewart), un joven ingenuo e idealista, que parece fácilmente manipulable, es nombrado senador. Ignora que en Washington tendrá que vérselas con políticos y empresarios sin escrúpulos que le harán perder la fe. Sin embargo, gracias a su secretaria, una joven que conoce muy bien los entresijos de la política, protagoniza en el Senado una espectacular y maratoniana intervención en la que, además de defender apasionadamente la democracia, pone en evidencia una importante trama de corrupción.[Filmaffinity]


Análisis

Magistral película de Frank Capra, a medio camio entre el drama y la comedia, que supuso su consagración como un director serio y a tener en cuenta. El realizador italiano demostró que no solo sabía rodar películas emotivas, de personajes humildes y a partir de situaciones cotidianas. Sin perder sus señas de identidad, también podía abordar los temas de actualidad e incluso hacer denuncia social. Caballero sin espada removió la conciencia política de 1939, y ha pasado a ser uno de los mitos del cine político en los anales de la Historia norteamericana.

Un senador ha muerto, y otro ha de ocupar su lugar. El film prescinde de introducciones y de prólogos, nos adentra en la historia cuando ya está empezada. El espectador se sube a un tren en marcha, sin preámbulos. Y por ello, desde la primera secuencia el ritmo es vertiginoso: llamadas telefónicas, continuos cambios de espacio, entradas de personajes y salidas de otros... En fin, el ajetreado mundo de la política. Un mundo en el que "no pinta nada" nuestro humilde protagonista, a quien da vida un sensacional James Stewart, en su segunda colaboración con Frank Capra después de la cómica Vive como quierasNo será la última. Terminada la 2ª Guerra Mundial (durante la cual los dos se volcaron en la lucha contra Alemania) en 1946 rodarán Qué bello es vivir.



Jefferson Smith es un ingenuo, un soñador, un "buenazo". Ayuda en todo a sus vecinos, es jefe del grupo de Boy Scouts y dirige un pequeño periódico local luchando por causas perdidas (como hacía su padre). En definitiva, un santo. Es el personaje por excelencia del universo de Capra. Smith cree en los valores norteamericanos: la democracia, la libertad, la igualdad, la libertad de prensa... Su llegada a Washington es un derroche de patriotismo: visitas a los monumentos de Jefferson y Lincoln, banderas, barras y estrellas, discursos sobre el Gobierno ejemplar... Pero no nos engañemos. Capra no vende propaganda ni patriotismo barato. Él pretende iluminar los ojos del americano medio, del espectador, que ante el sueño democrático queda igual de prendido que Jefferson Smith. Y tras ello vendrá el desencanto. Corrupción, mentiras, intereses, títeres en el senado... nada queda de los valores que Smith enseñaba a sus Boy Scouts. Por ello Capra nos muestra el "patriotismo" al comienzo del film, y no al final. Los finales pueden ser bastante distintos a como se soñaron.


Capra cuenta también con una de sus actrices fetiche, Jean Arthur, que desenvolviéndose entre la comedia y el drama brinda una de sus mejores interpretaciones. Por otro lado, también podemos encontrarnos con Claude Rains, quien tres después inmortalizaría al capitán Renault en Casablanca. En Caballero sin espada descubrimos una historia de superación personal, una batalla de los individuos sencillos frente a la compleja maraña de los poderosos. De nuevo, un film made in Capra: personajes entrañables, valores y sonrisa final garantizada.


Para completar, recomiendo un estupendo análisis de la película en la web El Gabinete del Dr. Mabuse

lunes, 3 de noviembre de 2014

CAMINANDO ENTRE LAS TUMBAS

"Liam Neeson se revela como un estupendo detective, a la altura de los mejores Sam Spade y Philip Marlowe. Su ancha gabardina de cuello subido solo es superada por los ojos lacónicos con que imprime solemnidad al protagonista"






Año: 2014
Director: Scott Frank
Reparto: Liam Neeson, Dan Stevens, Marina Squerciati, Sebastian Roché, Boyd Holbrook, Stephanie Andujar
País: EEUU
Duración: 115 min
Género: Thriller
Puntuación: *** (Buena)









Sinopsis


Matt Scudder (Liam Neeson), antiguo detective del Departamento de Policía de Nueva York, es un alcohólico en fase de recuperación, perseguido por los remordimientos y con muchas cuestiones pendientes. Cuando una serie de secuestros que tienen como objetivo a los principales narcotraficantes de la ciudad desembocan en espeluznantes asesinatos, el líder de los narcos (Dan Stevens) convence a Scudder para que encuentre a los culpables de la muerte de su mujer.[ElSeptimoArte]


Análisis


Una mezcla de géneros eficaz, que a partir de una premisa sencilla desarrolla un relato tejido con alfileres, que mantiene la tensión hasta el final. El suspense está garantizado gracias a las incógnitas que plantea su trama enrevesada, la acción no falta por la espontaneidad de los tiroteos, e incluso podemos encontrar rasgos propios del cine negro a través de los ambientes sórdidos, el rol de determinados personajes y la abundancia de recursos lluviosos y nocturnos. El conjunto funciona, sin ninguna duda. Incluso podemos hallar subtramas relacionadas con la amistad o la superación personal, especialmente en el caso de la adicción al alcohol de algún personaje.



Liam Neeson se revela como un estupendo detective, a la altura de los mejores Sam Spade y Philip Marlowe. Su ancha gabardina de cuello subido solo es superada por los ojos lacónicos con que imprime solemnidad al protagonista. Su personaje no solo ofrece un servicio de investigación: tiene un pasado detrás, una historia que contarnos, y sus pesadillas se revelan poco a poco a lo largo del relato.

Un relato, eso sí, amargo y poco agradable. La violencia explícita de algunas secuencias, determinados comentarios y ciertas prácticas sexuales no convierten la búsqueda de Matt en un camino de rosas. El planteamiento es macabro, y mucho. Viene respaldado por grandes actuaciones de los antagonistas, que realmente llegan a inspirar temor en el espectador con sus curiosas rutinas. El duelo interpretativo entre Liam Neeson y ellos dota al film de una angustioso desenlace.


Es cierto que quizá la película no acierta con el arranque, que puede llegar a desorientar (especialmente los títulos de crédito), y más adelante cuesta dejar asentados los cimientos de la historia. Eso sí, una vez hecho, el relato sale rodado, funciona solo a las mil maravillas. Pero es posible andar dando pasos de ciego al comienzo. Una vez esté adentrado en la trama, no se preocupe: La intriga está servida. Y de la buena.

sábado, 1 de noviembre de 2014

ESENCIA DE MUJER



"Si tras proyectar `Esencia de mujer´ uno no ama la vida con más intensidad, debería rebobinar e invertir otras dos horas y media de su tiempo"





Año: 1992
Director: Martin Brest
Reparto: Al Pacino, Chris O'Donnell, Gabrielle Anwar, James Rebhorn, Philip Seymour Hoffman, Richard Venture, Bradley Whitford, Ron Eldard
País: EEUU
Duración: 155 min
Género: Drama
Puntuación: **** (Muy buena)









Sinopsis


Frank Slade (Al Pacino) es un malhumorado Coronel en la reserva del ejército norteamericano, retirado pues sufre de ceguera. Durante el fin de semana de Acción de Gracias el joven estudiante Charlie Simms (Chris O'Donnell), contratado por la familia de Slade, se queda en su casa para servirle de lazarillo y procurar que no beba mucho. Pero Frank tiene otros planes: irse a la gran ciudad de Nueva York...[Filmaffinity]

Análisis


Un poema, un canto a la vida. Martin Brest nos presenta una historia tierna, que no empalagosa. Dura, que no violenta. Verosímil, y a la vez mágica. No es una historia de circunstancias ni de conflictos, sino de personajes. “Esencia de mujer” es la suma del coronel Slade y del joven Charlie, y los restantes elementos de la trama pertenecen a un segundo plano. Son dos horas y media de amistad. Del nacimiento de una amistad.


Como punto de arranque: el día previo al puente de Acción de Gracias. Charlie Simms es un joven de familia humilde que estudia en un colegio de prestigio, a mucha distancia de su casa. A diferencia de sus compañeros, él no podrá viajar durante esas vacaciones. Necesita dinero. Por un anuncio, descubre que la familia Slade ofrece una cuantiosa suma a quien acepte cuidar al tío Frank en Acción de Gracias. Parece fácil. Si no fuese porque el tío Frank es un malhumorado coronel retirado del ejército, que perdió la vista por la explosión de una granada. Para colmo, es Al Pacino, bordando una interpretación que le valió el óscar.

La trama es sencilla. Partiendo del encuentro entre dos polos opuestos, Brest desarrolla un viaje a lo más profundo del ser humano. La premisa es básica: joven ingenuo conoce a un hombre desencantado. Juventud y experiencia. Sueños vírgenes y batallas perdidas. Inevitable choque de personalidades. De hecho, la presentación de ambos personajes resume con todo detalle su modo de ser. A Charlie le descubrimos en el colegio, observando escrupulosamente el tablón de anuncios. La cámara le enfoca en su totalidad. Por tanto, ya deducimos que es un estudiante aplicado, activista y con ilusión por desenvolverse. Además, no rehúye la cámara; no se esconde. Por el contrario, el coronel Slade irrumpe en el film sentado sobre un sillón. La escasa luz que se cuela por la ventana no le roza apenas. La cámara enfoca un extremo de la habitación, después otro. Finalmente, nos muestra al coronel. Es un hombre que ha renunciado a vivir, que ni puede ni quiere levantarse. Su alma está oscura, y por ello nos resulta difícil acercarnos hasta él. No le encontramos, porque no quiere que le encontremos. No quiere intimar.


A partir de allí, las palabras harán avanzar la trama. Las diferentes visiones que tienen del mundo, los problemas que les preocupan, la situación familiar, el honor, la capacidad para perdonar… Brest nos brinda una película clásica, con un estilo sobrio, de lo más natural. Encadena una secuencia tras otra con guante blanco, sin adornos ni florituras. No hay espacio para sorpresas metidas con calzador ni para virtuosismos en el montaje. Charlie y el coronel nos llevan de la mano hasta los créditos finales, a través de un paseíllo que a nadie le dejará indiferente.

El guion adapta un film de Dino Rissi que narra la misma historia. Estrenada en 1974, “Perfume de mujer” relata la relación entre un joven cadete de la armada y el capitán ciego a quien debe acompañar durante un viaje entre Turín y Nápoles. Aquella versión de la novela de Giovanni Arpino recibió dos nominaciones al óscar, y Vittorio Gassman se alzó como mejor actor en el Festival de Cannes por su papel como el ciego capitán Fausto.



En esta ocasión, es Al Pacino quien presta sus ojos al hastiado militar. Aunque de primeras se pensó en Jack Nicholson para la interpretación, finalmente fue el actor italoamericano quien participó en la película. Para ello, recibió formación de una escuela para ciegos, y él mismo decidió forzar la vista y comportarse como tal para adecuarse mejor a su personaje. No quedó en vano aquel esfuerzo. Por otra parte, el tango que baila con la hermosa Donna precisó de dos semanas de ensayos, así como de la participación de dos coreógrafos. Todo para que todavía resuene en nuestros oídos la melodía del tango más famoso de la historia del cine: “Por una cabeza”, compuesto por Carlos Gardel en 1935. Más adelante, también lo escucharíamos en “La lista de Schindler” y “Todos los hombres del rey”.

¿Por qué no se alzó entonces con más estatuillas en 1993? Como suele ocurrir en estos casos, no por demérito suyo, sino por el nivel de la competencia. Clint Eastwood y su cinta “Sin perdón” le arrebataron el de mejor director y mejor película, y una brillante versión de “Regreso a Howards End” mereció el mejor guion adaptado. Que Eastwood sorprenda con un western de toma pan y moja cuando Hollywood arrastraba 20 años de vacas flacas en el género… pasa factura. Por lo demás, casi sonó a despedida este título de Martin Brest. Cinco años después nos obsequió con la mediocre “¿Conoces a Joe Black?”, y en 2003 se estrelló con “Una relación peligrosa”. Desde entonces, no ha vuelto a filmar. No hay un motivo claro.


En cambio, está claro que si tras proyectar “Esencia de mujer” uno no ama la vida con más intensidad, debería rebobinar e invertir otras dos horas y media de su tiempo. Si tampoco funciona, al menos habrá disfrutado con los sarcásticos comentarios de Al Pacino. Como a él, ojalá se nos caiga la venda de los ojos tras los créditos finales. De acuerdo que el coronel siga sin poder ver el azul del cielo o el verde de los árboles, pero el viaje que emprendió al levantarse del sillón de su oscuro cuarto permitió que viese con claridad las cosas importantes.

jueves, 30 de octubre de 2014

EL JUEZ


"Aguda, ingeniosa y humana. No dejará indiferente. Un soplo de aire fresco en el género de dramas judiciales"






Año: 2014
Director: David Dobkin
Reparto: Robert Downey Jr., Robert Duvall, Vera Farmiga, Billy Bob Thornton, Vincent D'Onofrio
País: EEUU
Duración: 140 min
Género: Drama
Puntuación: **** (Muy buena)









Sinopsis


Hank Palmer (Robert Downey Jr.), un importante abogado, regresa a su hogar tras la muerte de su madre. Se entera entonces de que su padre (Robert Duvall), que es el juez del pueblo y de quien está distanciado, es sospechoso de haber cometido un crimen. Su decisión de investigar el caso lo lleva poco a poco a restablecer con los suyos una relación que estaba rota.[Filmaffinity]

Análisis


Aguda, ingeniosa y humana. No dejará indiferente. Un soplo de aire fresco en el género de dramas judiciales, capaz de avanzar más allá de la trama standard de picapleitos, es decir: buenos y malos enfrentados en un juzgado. El juez es la historia de una familia, la pérdida de un ser querido, la relación de un padre con su hijo, el fracaso matrimonial, la educación de los hijos, la enfermedad y, recogiendo todo aquello, la superación del pasado para poder avanzar hacia el futuro. El perdón. Por supuesto, con una acusación de asesinato en primer grado como telón de fondo. 


Desenvolviéndose en la maraña judicial, hallamos personajes de lo más diverso. Cínicos, rencorosos, valientes, serviciales, tiernos… que son humanos, que se sienten desamparados frente ante la complejidad del día a día. Todos ellos han cometido errores en el pasado, y sus relaciones dependen de si han aprendido de ellos. Hay quienes ocultan cosas, quienes no se han arrepentido, y quienes deciden perdonar. Porque el espectador es consciente de que algo distorsiona el ambiente familiar, de que algo no funciona desde la primera secuencia. Huele a rancio. Y poco a poco las incógnitas se despejan, hasta llegar a un clímax perfectamente respaldado por los agentes atmosféricos. 

Y en todo ello, el director no tiene prisa. Es más, 140 minutos de película, ya son minutos. Pero todo está medido. No hay cabos sueltos, ni puntos oscuros, ni subtramas a medio hilar. Nada queda en el tintero, y el puzzle queda resuelto al final. Todo a base de pistas cada equis tiempo, de conversaciones entre los personajes, de cintas de vídeo, de recuerdos… El espectador se entera de todo cuando toca, y no hay fotograma que no enriquezca un ápice la historia. 


Es más, el arranque ya nos aporta las claves de cuanto vendrá después. Con calma. Tres distintas imágenes de objetos cotidianos se nos presentan de una en una, con fundidos en negro. Las apreciamos tranquilamente. Más tarde desempeñarán un papel fundamental en el desarrollo de la trama. Y de repente, vistas de la gran ciudad. Movimientos rápidos de cámara, despachos, rascacielos, tráfico… Los agobios del mundo contemporáneo. El film lo contrapone a la vida sosegada del tradicional pueblo de Indiana. Su sencillez y familiaridad frente al vacío metropolitano, encarnado en el bufete de abogados. 

Aunque de los juristas, desde luego, no creo que nos podamos quejar. Robert Downey Jr y Robert Duvall, padre e hijo, forman un tándem de lujo, y sus interpretaciones son de toma pan y moja. Además, rodeados de una espléndida gama de secundarios, entre los cuales sobresale el deficiente hermano de Hank, así como una correcta Vera Farmiga. Posiblemente una de las películas del año. Planteamiento claro, hábil batuta de Dobkin y un mensaje muy directo. ¡Ah! Y como drama judicial, mantiene la tensión hasta la última palabra del veredicto. ¿Inocente o culpable?



lunes, 27 de octubre de 2014

AL ESTE DEL EDÉN



Año: 1955
Director: Elia Kazán
Reparto: James Dean, Raymond Massey, Julie Harris, Richard Davalos, Jo Van Fleet, Burl Ives, Albert Dekker, Lois Smith, Harold Gordon
País: EEUU
Duración: 115 min
Género: Melodrama
Puntuación: **** (Muy buena)

Sinopsis 

Adam Trask (Raymond Massey) vive en su rancho californiano acompañado de sus dos hijos, Cal (James Dean) y Aron. Aron es el hijo preferido de Adam, estudiante modelo, trabajador y razonable. En cambio Cal es un rebelde solitario y tiene una actitud desafiante ante la vida que a su padre le disgusta. Para alcanzar el reconocimiento de su padre, Cal se expone a cualquier peligro, hasta que casualmente descubre que su madre, a la que él creía muerta, trabaja en un burdel.[DeCine21]




Análisis

Apoteósico melodrama, que catapultó a la fama a un desconocido James Dean y consagró a Elia Kazán como un renombrado director, en medio del desprestigio que padecía por causas políticas. Envuelta con una banda sonora de altura y dotada una fotografía revolucionaria, la película adapta una novela de John Steinbeck, y construye un apasionante relato de tensión ascendente. Toda una subida al Everest. La trama abre numerosos frentes: la búsqueda de la madre, la Primera Guerra Mundial, el negocio de verduras, el enamoramiento… De alguna manera, todo ello es importante y todo afecta a la historia de nuestro protagonista, Carl. Pero no nos engañemos. La clave del film es la relación de Carl con su padre, y las dos horas metraje giran en torno a este punto. 



 El paralelismo con el Génesis es evidente. De hecho, uno de los personajes hace referencia a los nombres de Caín y Abel. Carl y Arón, de caracteres distintos, compiten por el cariño de su padre. La envidia, los odios y la incomprensión truncarán la relación entre los dos, sin vuelta a atrás. Carl es todavía un niño, es obvio. Su personalidad soñadora, rebelde y correosa queda clara desde la primera secuencia: seguir a escondidas a una mujer, tirar piedras contra una casa y excusarse en la frase: “¿acaso hay alguna ley que…?”. Está desamparado, y su sensación de soledad es evidente. Él es consciente de ello. ¿Pero desea superarlo? La batalla que libra en su interior es la esencia del film. 

En la película predominan los colores cálidos, en clara referencia a la tensión que embulle cada secuencia. Los sentimientos están a flor de piel. Cuando Carl acompaña a su hermano en el terrible descubrimiento, es un auténtico descenso a los infiernos. Casi hay fuego en medio de la escena, y la música cargante contribuye en la creación del clímax. 



 Esta obra supuso la puesta de largo de James Dean, a pesar de que en un primer momento se pensó en Marlon Brando (el actor fetiche de Kazán) para interpretar a Carl. Ese mismo año, Dean se convertiría en un mito generacional con sus otras dos películas: Rebelde sin causa y Gigante. En septiembre de 1955, fallecería en un accidente de coche. Por su parte, Kazan continuó expuesto a la Caza de Brujas emprendida por el senador McCarthy, debido a su militancia en el Partido Comunista durante los años 30. Independientemente de su oposición al Gobierno o no, Kazan nos ofrece una película profunda, en parte religiosa, mediante el magnífico retrato de un personaje incomprendido y soñador, con el que toda una generación supo identificarse.

jueves, 23 de octubre de 2014

EL VERDUGO



Año: 1963
Director: Luis García Berlanga
Reparto: José Isbert, Nino Manfredi, Emma Penella, José Luis López Vázquez, Ángel Álvarez, María Luisa Ponte, María Isbert, Julia Caba Alba
País: España
Duración: 87 min
Género: Comedia
Puntuación: ***** (Excelente)

Sinopsis 

José Luis, el empleado de una funeraria, proyecta emigrar a Alemania para convertirse en un buen mecánico. Su novia es hija de Amadeo, un verdugo profesional. Cuando éste los sorprende en la intimidad, los obliga a casarse. Ante la acuciante falta de medios económicos de los recién casados, Amadeo, que está a punto de jubilarse, trata de persuadir a José Luis para que solicite la plaza que él va a dejar vacante, lo que le daría derecho a una vivienda. José Luis acaba aceptando la propuesta de su suegro con el convencimiento de que jamás se presentará la ocasión de ejercer tan ignominioso oficio.[Filmaffinity]




Análisis

Hay temas en esta vida que son tabú. Uno no puede - o no debería- reírse de ellos, porque afectan a la sensibilidad más íntima de la persona. Y aquí, Berlanga se ríe. Y de qué manera. Todo el respeto y el misterio que rodea a la muerte, acaba saltando por los aires. Nos reímos de la ejecución, de los ataúdes y de la angustia del condenado. No banalizamos la muerte, pero de algún modo le quitamos hierro al asunto, y lo abordamos desde una perspectiva sana, alegre y despreocupada. Puede sonar macabro, pero no cínico.


Partiendo del esperpéntico personaje del verdugo, Berlanga construye una de sus mejores comedias, recogiendo la tradición que había sembrado anteriormente con "¡Bienvenido, Mister Marshall!" (1953) y "Plácido" (1961). Y como no podía ser de otra manera, la historia vive José Luis da pie para hacer una crítica a la realidad social de la España de entonces. La dificultad para encontrar un piso en aquella época, la deplorable situación económica de las clases bajas, la desastrosa burocracia y la hipocresía del "qué dirán", son algunos de los temas que plantea la película.

La sugerente trama surgió a partir de un suceso de 1959, cuando Pilar Prades Santamaría, una empleada del hogar, murió ejecutada a consecuencia de los dos asesinatos que se le imputaron. Fue la última persona que en España sufrió la pena de muerte. A raíz de ello, Berlanga concibió este film como un alegato en contra de la pena de muerte, planteando la historia -cómo no- en clave de comedia. Para ello contó con los rostros más conocidos del cine español, como son el inmortal Pepe Isbert y la siempre eficaz Emma Penella, además de un joven José Luis López Vázquez. Por otro lado, también podemos encontrar, en un papel más secundario, las caras de Alfredo Landa e incluso de Chus Lampreave.


Todos ellos cimientan un film repleto de secuencias inolvidables. Es el caso del arranque, que convierte una cárcel en un lugar completamente surrealista, con un verdugo desorientado y un guardia desayunando cereales. De traca. Sin olvidar la presencia de la Guardia Civil en las mallorquinas cuevas del Drach, así como la firma de libros con la ausencia de José María Pemán. En esencia, enésima crítica contra el franquismo. Eso sí, creo que Franco reiría viendo una comedia así de buena.